En el centro del mundo, en el Ecuador

03.06.2019

A Ecuador entré por la frontera terrestre, una frontera bastante sobrepasada y centrada en el control de las masas de ciudadanos venezolanos que están emigrando hacia el sur de Latinoamérica. Para los europeos es una mirada, un sello y a seguir, pero se ven situaciones mucho más complicadas para ellos.

De la frontera fui directamente a Otavalo, un pueblo famoso por tener uno de los mercados artesanales más grandes del continente. Allí me quedé en el Tio Hostel; un hostal apartado de todo en medio de una granja familiar, sin wifi ni cerca del pueblo. Pensaba quedarme dos noches, pero se estaba tan a gusto que me quedé casi una semana de reposo (¿reposo de qué diréis ? Yo qué sé, reposo).

El dueño, Jose, nos incitaba a que usáramos las plantas medicinales del jardín para hacer té, las hojas de ciertas flores para la ensalada, ponía toda la granja a nuestro servicio.

El primer día dimos una vuelta por el mercado artesanal, un mercado enorme enorme pero que al final siento que era todo un poco lo mismo; los ponchos de lana de alpaca, los bolsos de cuero, las pulseras y colgantes artesanales ... la primera calle estás con los ojos de par en par pero luego cansa. Eso sí, comer en el mercado es una buenísima idea, por 1,50$ tienes sopa, plato y jugo. BBB, cómo a mí me gusta.

Por cierto, en Ecuador usan el dólar americano. En vez de billetes tienen monedas de metal para los dólares de 1 pero el resto es exactamente igual. Los precios son algo más barato, eso sí. A Ecuador le dicen el EEUU Sudamericano.

Los siguientes días fuimos a visitar unas cascadas, un par de senderos y un círculo alrededor de la laguna de Coicocha, un paseo de unas 4 horas de subidas y bajadas siempre alrededor de una laguna con dos islitas en el centro que merece la pena.

De ahí me fui para Quito y me quedé en el hostal Secret Garden. El hostal tiene un ambiente de mochileros único y una azotea con bar y una red donde tumbarse y desde la cual se ve toda la capital, muchas tardes las pasamos allí viendo el atardecer, era adictivo.

La visita de Quito la hice con un Free Tour en el que además de enseñarnos la ciudad el guía nos llevó a probar distintas empanadas, alguna bebida típica y unos chocolates de la República del Cacao. También vimos edificios emblemáticos o la Catedral de Quito, bastante parecida a la recién destruida Notre Dame. El resto de Quito lo vi paseando por mi cuenta o yendo al Parque Foch, que es la zona para salir y tomar algo. Allí pasamos un par de mediodías viendo las semifinales de Champions con unos holandeses y unos ingleses del hostal y algunas noches de fiesta también.

Kika, una amiga local de Quito me enseño un par de lugares para tomar algo, y algún mirador donde van los locales pero que no conocen los turistas y desde donde se ven más de nueve volcanes.

En el hostel hicimos un buen grupo con reencuentro incluido con Floor, que apareció por sorpresa. También estaban un par de hermanos franceses (Viktor y Gregg) y una holandesa llamada Nina, Goulven y más...

De Quito nos fuimos a un hostal en la loma del volcán Cotopaxi, en mitad de la nada. Un hostal increíble con un ambiente relajado y lleno de aventureros. Allí hicimos una ruta de unas dos horas a las cascadas el primer día para aclimatarnos un poco a la altura (el hostal está a 3.500 metros sobre el nivel del mar). Desde el hostel se ven los volcanes, el arcoiris y las estrellas en un cielo limpio limpiito.

Al día siguiente hicimos la excursión a la cima de Pasochoa (4.200m), y nos vino bien porque algunos tramos eran bastante empinados y a esa altura el oxígeno cuesta bastante. Digo que nos vino bien porque al día siguiente teníamos pensado subir a Cotopaxi, el volcán activo más grande de Ecuador.

La subida fue de unas 3 horas con zonas más planas y zonas más complicadas, pero la cima de Pasachoa era una preciosidad; Desde lo alto se veía todo el valle que llegaba hasta Quito, las praderas hasta Cotopaxi y los acantilados de Pasachoa. 

Al llegar de vuelta al hostel estábamos KO pero nos esperaban con la comida, una copita de vino y un jacuzzi de agua natural, así que se nos pasó rapidito jeje.

A la mañana siguiente Nadine, Floor, Julie y alguna aventurera más comenzaron conmigo la subida al volcán de Cotopaxi...La subida al refugio estuvo llena de de lluvia de medio lado y viento, que por suerte se disolvió a la media hora para que pudiéramos llegar al refugio (4.800m). Nunca pensé que usaría en Sudamérica mis guantes, gorro, braga y demás equipo de invierno pero ahí arriba pasamos un frío de pelotas.

Del refugio decidimos subir al comienzo del Glaciar, que está a 5.200m. No siempre se puede, depende de cómo vea el guía el tiempo ese día, pero tuvimos suerte y después de convencerle un poquito subimos y vimos el enorme glaciar.

De Cotopaxi me fui con las holandesas y Aaron a la ciudad de Baños, que se encuentra cerca de la Amazonía ecuatoriana. El pueblo en sí a mi no me entusiasmó, pero los alrededores si tienen mucho para hacer.

El primer día fuimos a La Casa del Árbol, desde dónde se ve el valle donde descansa Baños y donde uno se puede columpiar en un enorme columpio que te lanza al vacío durante unos segundos...

El segundo día Aaron nos enganchó a Gijs y a mí para hacer rafting y coyoning y estuvo tremendo. El rafting tuvo algunos rápidos bieennn guapos y nuestro equipo los sacó con nota, incluso salvando a algún compatriota del agua jeje.

Por la tarde hicimos Cayoning (Descenso de barrancos con rapel). Hicimos tres cascadas más una cuarta que era un salto de fe de 50 metros de caída libre hacia atrás. Adrenalina y caca en el culete por igual pero un día muy muy top.

Al día siguiente fui al Pailón del Diablo, una tremenda cascada con la mayor cantidad de agua que he visto en mi vida. Litros y litros caen y se evaporan al chocar con la roca mientras el sendero te lleva por debajo de la cascada. Uno acaba empapadísimo pero merece la pena sin duda.

De Baños cogí un bus nocturno a Guayaquil, ciudad de mi amigo Pepón, y llegué por la mañana.

Guayaquil es la ciudad más grande de Ecuador y comparado con Baños o la zona de montaña el calor que hace es tremendo, así que decidí quedarme un solo día.

La zona más bonita es la zona del Malecón, un paseo pegado al río lleno de atracciones para niños, un jardín botánico, placitas y demás. Al final del malecón se llega a la colina en donde está el cerro de Santa Ana. Subiendo al faro hay una panorámica de toda la ciudad y bajando el cerro las casitas de colores le dan un toque muy colorido a esa zona de la ciudad.

También merece la pena visitar la plaza de las iguanas, la catedral metropolitana y algún que otro museo, por lo demás, no es una ciudad disfrutable para el viajero (opinión personal...)

De Guayaquil a Montañita, mi próximo destino, hay unas 3 horas de bus. Montañita es un pueblo surfero en la costa ecuatoriana lleno de extranjeros, fiesta y un ambiente muy bohemio.

En Motañita nos juntamos para el cumple de nuestra amiga Nina el equipo que hicimos en Quito. Los días en Montañita son rererelajados....algún día de surf, playita y partidas de FIFA en la Play del hostel con unos argentinos muyyy boludos y chéveres.

Para el cumple de Nina llegaron todos el mismo día, con piñata incluida. Hicimos juegos de piratas aprendidos en el Gitano del Mar (Panamá) para calentar y luego salimos a rumbear.

Al día siguiente había otro cumple de una chica llamada Laura, y al día siguiente otro, y si no había, nos lo inventábamos.

La verdad que en montañita me hubiera quedado mucho tiempo, es un lugar soñado para las vacaciones, un pueblo donde rápidamente conoces a todo el mundo, la fiesta no para, la playa es el lugar de descaso... No sé, estaba en la gloria la verdad, pero había que seguir para conocer Perú así que estuve solo una semanita.

La última noche nos juntamos los fans de Juego de Tronos para ver el final del show (no comments) mientras los argentinos preparaban huevos fritos con papas para despedirse.

Montañita esta tremenda , pero puedes hacer más cosas. A unos 40 minutos de Montañita esta el Parque Nacional Los Frailes, un lugar para visitar en un día con playas preciosas y un par de miradores desde donde se ven las islas y Puerto Lopez y sus barquitos.

Desde Puerto López se pueden contratar tour a la isla de la plata, donde se pueden ver distintas aves y fauna típica peruana . La llaman el Galápagos para pobres y, obviamente, no se observa ni la mitad que en Galápagos, pero si que es verdad que Las islas Galápagos salen por 1000€ la semana más o menos. Para quien los tenga merece la pena, todos lo que han vueto me han dicho que es de locos, pero es un dineral.

Y para surfear la playa de Olón está más tranquila (está a solo 5 minutos), ya que en Montañita las olas pueden ser algo agresivas para aficionados...

De Montañita me fui con Nina a Cuenca. La ciudad es preciosa, sobre todo por la cantidad de edificios coloniales que tiene. Está llena de iglesias o similar por todos lados, los edificios públicos como el Palacio de Justicia son dignos de visistar sin duda. Supongo que me gusto porque me recordaba bastante a la arquitectura europea. En Lationoamerica la arquitectura es normalmente bastante nueva y básica, pero no en Cuenca. La catedral es enorme e imponente. Si no es la más grande del continente está ahí ahí. Sus enormes puertas azules son las más bonitas que he visto en mi vida y por la noche sus cúpulas se iluminan de azul y queda una vista preciosa.

Para comer el mejor sitio es el mercado central, además allí están las MAMAS ( señoras mayores que te limpian el alma en un ritual a base de golpes con ramas y flores, a base de pasar un huevo por todo tu cuerpo y de escupirte un líquido perfumado en la cara y espalda.

Menos mal que Nina lo hizo primero, porque la cara que se le quedó cuando le escupió en la cara fue de traca. No se descojonó por respeto, pero estuvo muy cerca. A ella la escupió en la barriga también, cosa que a mí no, por un tema de fertilidad creo.

Al final cascan el huevo y te dicen lo que tienes mal...a mi me salió que estaba un poco....EHHHHH, PARA AHÍ LECTOR ENTROMETIDO, ESO ES PERSONAL!!!!!

Es una experiencia que merece la pena, algo diferente sin duda.

A tan solo una hora en carro de Cuenca está el Parque Nacional Cajas, un parque lleno de lagos en cada esquina con unas vistas muy bonitas a cada paso que das. No es Patagonia, pero a nosotros nos encantó. Está a más de 4.000 metros de altura y eso podría significar una paliza. Sin embargo, los senderos suelen ser bastante planos y el trekk clásico dura unas tres horas así que no tendríais ningún problema en hacerlo. Para la altura los mejor son ojitas de coca (no esa) para mascar. Yo uso unos caramelos de coca que funcionan igual y te quitan la sensación de que te estás muriendo a cada paso (que es lo que sientes a partir de cierta altura).

De vuelta a Cuenca ya de noche no es una ciudad con mucho la verdad. A partir de las ocho de la tarde no hay apenas gente en la calle, incluso en el centro, es algo un poco raro.

De Cuenca tomé un bus a la frontera con Perú, la frontera más fácil de mi vida, Hay una mini oficina del tamaño de mi casa, donde te sellan salida y entrada al Perú en la misma mesa y te hacen las fotos con una canon normal. Puro estilo sálvese quien pueda jaja.

Y hasta aquí llegó mi aventura en la mitad del mundo. Un mes espectacular. Un país del que no me esperaba nada en concreto y en el que encontré ciudades preciosas, fiestas memorables, montañas imponentes, playas y atardeceres, deportes de aventura, paisajes de revista, amigos para siempre y una cultura de gente muy amable y tradicional que recordaré siempre.

Gracias Ecuador, espero verte pronto. Hasta siempre.

CONTINUARÁ...

Todas las fotos del Blog están hechas por ALAN CASADO.
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